21 de diciembre de 2000 -Clarin-
LA DESAPARICION DE ROCIO CIGARRETA
Una diputada negó su relación con el caso de una beba robada
Es Norma Godoy · Ayer declaró ante un juez de Mar del Plata · Dijo que la sospecha en su contra es "pura fantasía, una trampa" · La nena fue robada después de nacer en una clínica marplatense, en abril de 1997.
Durante tres horas de declaración, la diputada nacional Norma Ancarani de Godoy (PJ) insistió ayer ante la Justicia que su vinculación con la causa que investiga el robo y desaparición de una beba es "pura fantasía, una trampa".
Después de dos frustradas citaciones (había presentado recursos de hábeas corpus), Godoy fue ayer al séptimo piso de los Tribunales, donde la esperaba el juez Pedro Hooft. Fuentes judiciales dijeron a Clarín que la mujer sólo habló de temas secundarios y "respondió parcialmente" sobre cuestiones centrales del caso.
Rocío Cigarreta es una beba que nació el 23 de abril de 1997 en una clínica de Mar del Plata. Días después, a sus padres les dijeron que la beba había muerto y les entregaron un cuerpo. Pero luego, por un llamado anónimo, la pareja supo que ése no era el cadáver de su hija. Y que Rocío había sido robada.
Ayer, al juez le interesaba que Godoy explicara detalles de una triangulación de llamadas telefónicas ocurridas el día en que nació Rocío: esos llamados —según la Justicia— fueron entre la Clínica del Niño de Mar del Plata, una fundación en la que Godoy figura como presidenta, y la casa de su hermana Lucrecia, en Misiones.
Ese momento fue el más esperado por los Cigarreta —que estuvieron con su abogado, Daniel Reoyo— pero Godoy sólo dijo: "Los cruces de llamados son absurdos".
Su abogado, César Sivo, coincidió. Dijo a Clarín: "Nadie puede hablar de una llamada que ocurrió hace más de tres años".
"Mi hermana y yo somos hiperinocentes", dijo Godoy al salir del ascensor, junto a su esposo y a sus abogados. Aludía a su hermana Lucrecia, quien vive en Misiones y ayer se negó a declarar: "No tengo nada que ver; llevo una vida intachable", dijo.
Igual que su hermana, la diputada reclamó a Hooft que centre su investigación en estudios de ADN a las hijas de Mabel Behal, la ex funcionaria que colaboró con María Julia Alsogaray y que también fue involucrada en el caso, porque una de sus hijas nació en Misiones en una fecha cercana a la de Rocío.
Hooft ya había ordenado análisis de ADN a una de esas chicas, pero luego hubo dudas: el juez cree que la nena a la que se le hizo el estudio no sería la hija de Behal. El examen dio negativo cuando fue comparado con Cristina Ortizá, la madre de Rocío Cigarreta, la beba robada.
Por eso, un mes después, Hooft citó a Behal —lo hizo tres veces— para que fuera al Hospital Durand de la Capital Federal; la mujer se negó a practicarse estudios.
Godoy y Behal habían sido involucradas en la causa a partir de un anónimo que recibió el fiscal porteño Norberto Quantín, quien encabeza un equipo que investiga el tráfico de bebés en el país.
Luego se comprobó que las mujeres eran amigas; que de las investigaciones habían surgido cruces telefónicos, y que el nacimiento de la hija de Behal había sido registrado en una clínica oftalmológica. También, otro detalle llamó la atención de Quantín: el médico que participó en el parto estaba jubilado y retirado.
Ahora Hooft tiene en sus manos las declaraciones de los involucrados en la causa, incluso la de Behal, quien lo hizo la semana pasada. Todos se presentaron como imputados no procesados, y sus declaraciones fueron de carácter informativo.
Según una fuente judicial, el juez se tomaría una semana para estudiar los datos que reunió en los últimos días, y después ordenaría nuevas medidas. Es uno de los pedidos de Horacio Cigarreta y Cristina Ortizá, quienes ayer —según dijeron— quedaron "con más dudas que certezas".
"¿Qué esperan ahora de la investigación?", les preguntó Clarín, por separado, a Ortizá y a Godoy. "Este no es ningún avance; Hooft tiene que revelar si lo que dice la diputada es cierto", dijo Ortizá. Godoy fue más contundente: "Esto no es un juicio, es ciencia ficción".